En este
mes de mayo comienza sus labores un nuevo gobierno en nuestra bella Tiquicia.
Hace algunos meses levantamos la bandera de nuestro partido de simpatía. Hoy es
necesario que la guardemos y saquemos para los próximos cuatro años la bandera
de la Patria.
No cabe duda que todos hablamos de la patria
como el país donde nacemos, o donde nos hemos formado y educado, y no son
muchos los que le agradecemos a la Patria lo que nos ha otorgado. Más que un
pedazo de tierra, la Patria son las vivencias de nuestros seres queridos y las
personas con las que compartimos los traumas y las alegrías tanto en la
universidad para la que laboramos como en nuestra comunidad y barrio.
Nos debe
quedar claro y transmitirlo a nuestros nietos que el amor a la Patria es un
valor cívico que se aprende en primer lugar en el hogar, luego se nutre en la
escuela y se va perfeccionando hasta que llegamos a ser personas útiles a la
sociedad. Ahora con el paso del tiempo esbozamos toda una simbología que toma
vida de forma sacra en la bandera, el árbol, el pájaro nacional; en su himno,
ante el cual nos ruborizamos de emoción; en un escudo, reflejo de nuestra
cosmovisión; en sus fiestas cívicas.
Apreciados
compañeros de AFUP debemos de tener muy claro en la actualidad que el amor a la
Patria va más allá que el reconocimiento reverente que damos a esos signos.
Denota desde luego personalización, introyección. Significa también permitirle
a la Patria ser la madre de todos/as, y sentirse acogido/a por ella; que
tengamos las mismas oportunidades y que cada uno sea respetuoso de los acuerdos
consensuados en su seno para que reine la equidad, la paz que conduce a la
estabilidad emocional en los individuos y en la familia. Y desde luego que esto lo debemos insertar cuando navegamos por
las redes sociales.
Por lo
tanto debemos transmitir como antorcha bienhechora que amar a la Patria es un
compromiso y un deber. Como proyecto de vida a estas alturas debemos cuidar o
vigilar, por el bienestar de todos, los recursos naturales, y apoyarnos de
manera tal que podamos unirnos a nuestros vecinos para buscar el bien común, si
colaboramos para hacer más digno nuestra filial de AFUP, nuestro barrio, si amamos nuestro pueblo o ciudad, si
conocemos nuestra historia como lo hacemos por Jubilados en Acción, si nos
sentimos orgullosos de nuestra cultura y tratamos de conservarla y darla a
conocer; si cumplimos con responsabilidad, lo que nos toca hacer para el bien
de los demás, si somos respetuosos de nuestros símbolos patrios. Esteremos
abonando con grandes principios a las futuras generaciones. Ese es el gran reto
que tenemos al formar parte de la gran familia AFUP.
Nuestros
abuelos, maestros y profesores nos enseñaron que el amor por la patria denota
inclinación, afecto; es una madre a la que se le reconoce el grado
consanguíneo, pero, aquí esta el detalle no se está dispuesto a sacrificarse por ella.
Nos es útil para servirnos de ella y vivir de ella, hacemos todo lo que está a
nuestro alcance para que sus hijos/as vivan en contienda. Usamos sus símbolos
para ganar su aceptación y no para que sea honrada y goce de reconocimiento
internacional.
Es triste
ver en los momentos actuales como nuestras fiestas cívicas se convierten en
competencias absurdas donde los padres se endeudan para que sus hijos modelen
el escuálido salario de varios meses, mientras en sus casas no está ni siquiera
izada una bandera. Cuando se tiene afecto por la patria se ve como propiedad y
desaparece la consideración, el amor del fruto de su trabajo y sacrificio. Las
memorias de nuestros ancestros son olvidadas con menosprecios y nos
avergonzamos de su linaje. Desgraciadamente existen tantos malos hijos de la
patria que la tienen empobrecida y hundida en lipídica pobreza generacional. Y
lo mas triste de todo esto es el silencio de AFUP.
Ahora
quiero decir algo que las preposiciones a y por, gramaticalmente subordinan y
complementan los términos, pero el amor a la patria no debería tener diferencia
entre sus hijos y debe ponderar, estar sobre toda intencionalidad, voluntad e
ideología para que tenga vida plena y desarrollo sostenible que tanto se
necesita. Todo esto me parece a mi que es lo que debemos proclamar a los cuatro
vientos como asociados de AFUP.
Nosotros
que tuvimos una vida muy activa y de mucho aprendizaje en las respectivas
universidades para las cuales laborales nos debe quedar pero muy claro que el
verdadero patriota, amante de su Patria, puede quejarse de su nación observando
sus errores, deficiencias, pero al mismo tiempo busca y propone los medios para
solventarlos. Este es el gran reto que debemos asumir a partir de este mes de
mayo. No es correcto contemplar cómo el país se hunde cada día sin que se haga
algo al respecto. Sería como ver un nudo en un rollo de pábilo y en vez de
ayudar a desenredar contribuyéramos a hacer más grande ese nudo con quejas,
pereza, discordia, intolerancia. Ha llegado el momento para que tanto las
universidades como las diversas filias de AFUP, hagamos un alto en el camino,
que cambiemos de rumbo y que actuemos teniendo en cuenta: la verdad, la
justicia y la razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario